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sábado, 22 de febrero de 2014

EL PODER DE LA MENTIRA - El Colombiano



EL PODER DE LA MENTIRA - El Colombiano


Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA | Publicado el 22 de febrero de 2014
Todos sabemos que cuando un solterón rico se muere, aparecen cantidades de vivos que dicen ser hijos naturales del difunto. Contaba Tomás Calderón, "Mauricio", que cuando murió en Manizales el doctor Vicente Gutiérrez Arango, importante y acaudalado personaje de Caldas, se encontró "Mauricio" con Rafael Arango Villegas, escritor costumbrista de grata recordación por su brillante chispa de humor y gracejo:

--¿Qué haces Rafael? Pregunta "Mauricio".

--Aquí recogiendo los papeles para hacerme figurar como hijo natural de Vicente. A mí nadie me sale adelante.

Decía Erasmo: "Una buena parte del arte del bien hablar consiste en saber mentir con gracia". Y eso fue lo que hizo don Rafael Arango Villegas, pero otra cosa son las mentiras del gobierno venezolano, cuando dice su embajador Chaderton en la OEA: "Somos un país de paz y tenemos libertad de expresión". Vaya cinismo para decir una cosa y practicar otra.

Vemos en Venezuela a un dictador como Maduro hablar de democracia y gritarle "Cobarde fascista" al líder de la oposición Leopoldo López, cuando es todo lo contrario. López se entregó a las fuerzas de un gobierno que no le da garantías de justicia, en un acto de valentía extrema. El cobarde y mentiroso es el presidente que tiene engañado al pueblo venezolano con dinero y ejército.

Pero aquí en Colombia no somos ajenos a la mentira. Los conservadores santistas que salieron derrotados en la Convención Conservadora, que no quiso aceptar su propuesta de reelegir al actual presidente, salieron a demandarla por "falta de garantías", cuando tuvieron toda la oportunidad en el momento en que el doctor Carlos Holguin Sardi les dio la palabra y los convencionistas ya se habían calmado. Porque justo es reconocer que los asistentes a la magna asamblea conservadora nos rebotamos cuando Roberto Gerlein, embadurnado de mermelada gobiernista como un oso en un panal, salió a tratar de pagarle con votos conservadores a Juan Manuel Santos el nombramiento de su amigo Navas a la Presidencia del Banco Agrario. En su momento, repito, ninguno de los "mermelados santistas" tomó la palabra para defender su propuesta y de esto que yo digo, somos testigos mil quinientos (1.500) convencionistas.

Ojalá que el Consejo Nacional Electoral no se atreva a descalificar la validez de la Convención Conservadora, por el concepto mentiroso de algunos miembros del Tribunal de Garantías, desconociendo el informe rendido por el exministro Fernando Araújo del mismo tribunal. Si los diez parlamentarios que proponían el voto reeleccionista se habían retirado del recinto, no podían ejercer el derecho a proponer ni a votar. Si estaban dispuestos a someter su propuesta a la máxima autoridad del partido, debieron permanecer en su seno.

Con razón dijo Arturo Illía: "No les tengo miedo a los de afuera que nos quieren comprar, sino a los de adentro que nos quieren vender".

ÑAPA. Muy buen amigo le resultó Nicolás Maduro al presidente Juan Manuel Santos, con el regaño que le dio esta semana el dictadorzuelo venezolano. Eso le pasa a Santos por buscar sus mejores amigos entre los enemigos de Álvaro Uribe

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